martes, 26 de mayo de 2009

EVANGELINA CARROZO





La entrerriana pasó de ecologista de GreenPeace a eculogista de Sofovich, y lo peor es que parece que tomó la decisión correcta: ¿Qué te importa si desaparece el mundo bajo una nube de contaminación si lográs tener el terrible orto de Evangelina Carrozzo a tu disposición? Y no te hagás el correcto, el pibe con conciencia social, porque el momento que tengas delante ese tajito delicioso que asoma detrás del tul blanco de la bombachita, vas a decir “me cago en el medio ambiente, a ésta le lleno la concha de pasta lechósica y le doy hasta que le salga papel ilustración por el orto.” Y no es que no te importe el futuro de la humanidad, es una cuestión de división racional del trabajo: mientras las gordas feas y viejas defienden la ecología, vos te encargás de reproducir la especie como Adán con Eva Carrozzo, una morocha que disfruta de andar en bolas como la primera mujer en el Paraíso. “Ahora ando en bolas por ahí, es verdad”, dice Evangelina del desnudo que hace para el Ruso en la obra No somos Santas, “nunca me había desnudado para tanta gente, los que había echo antes eran para uno solo, de a muchos nunca.” Y no es que a la flaca le cueste pelar, para nada. “No soy de dar vueltas para sacarme la ropa”, dice Evangelina, “no soy para nada tímida porque en ese momento me olvido de todo.” Y ojo que no sólo en el escenario le gusta exhibirse, la nena es picarona. “Me gusta hacerlo en lugares raros, porque lo espontáneo te da la adrenalina de no saber lo que va a pasar, quién va a venir”, dice Evangelina revelando una turrez exhibicionista.

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